La magia del potrero: El "Trinche" Carlovich.


La leyenda del fútbol rosarino falleció este viernes a los 74 años tras estar en coma por unos golpes recibido en un hecho de inseguridad el miércoles.

Imágen de 1977, cuando el "Trinche" vistió la camiseta de Colón de Santa Fe.

 Tomas Felipe Carlovich, más conocido como "El Trinche", fue un número 5 de la década del 70´y 80´ que tuvo breves pasos por Central, Independiente Rivadavia de Mendoza y Colón, pero en donde tuvo sus grandes destellos de magia y se convirtió en prócer fue en Central Córdoba de Rosario.

Prácticamente no existe material fílmico que demuestre todo lo que se dice de él, pero Menotti aseguró que llevaba la genética del fútbol rosarino, Valdano lo definió como el símbolo de los románticos, Bielsa se hizo socio de Central Córdoba solo para verlo, y Maradona, el mejor jugador de todos los tiempos para muchos, en su último encuentro con el rosarino, le firmó una camiseta con la frase “Trinche, fuiste mejor que yo “.

El mito empezó el 17 de abril de 1974, cuando la selección Argentina preparándose para el mundial de Alemania, fue a Rosario a jugar un amistoso con un combinado local. El conjunto rosarino paró en sus líneas a 5 jugadores de Central, 5 de Newell´s y uno de Central Córdoba, el "Trinche" Carlovich. Fue tal la humillación al seleccionado nacional y tal el despliegue de ese número 5, que en el entretiempo, Vladislao Cap, técnico argentino, pidió por favor que lo sacaran. El partido finalizó 3-1 para el equipo de Rosario.

Cuentan quienes lo vieron jugar, que su marca registrada era el doble caño, algo tan improductivo como ir y volver al mismo lugar, pero tan estéticamente hermoso que hoy en día a ningún jugador de la elite del fútbol se lo vio hacer. "El doble caño sin dudas es el epicentro de su leyenda", dice Alejandro Caravario, periodista, escritor y autor de " Trinche, un viaje por la leyenda del genio secreto del fútbol".

Sin duda fue un fuera de serie, que no pudo o no quiso negociar con los protocolos del fútbol profesional. Existen cientos de anécdotas que reflejan su falta de disciplina. Por ejemplo, en su paso por Central en 1969, Carlos Timoteo Griguol dijo “le gusta irse a su casa y dispararle al entrenamiento”, Mario Killer, también compañero en el canalla, fue más contundente: “llegaba de última, siempre lo teníamos que estar esperando. Y a veces, si no lo ibas a buscar no venía".

En la última entrevista que dio a hace dos semanas, el "Trinche" expresó “mi vida siempre fue la pelota, otra cosa no conocí. Daría mi vida por volver el tiempo atrás y jugar ahora”. Y así habrá que recordarlo, como un hombre que nunca le importó los flashes de la fama ni el dinero. Que como jugador, lo único que quería era jugar a la pelota.